MES DE INFORMES

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PROCESOS POLITICOS : POR OSCAR PINEDA

Septiembre llega cargado de discursos, cifras alegres y escenarios repletos de invitados especiales. Es el mes de los informes municipales, ese ritual político que año con año se repite en Tamaulipas, con ediles que buscan convencer a su gente de que trabajan, aunque la realidad muchas veces diga lo contrario.
Será un intenso mes. No solo por la agenda apretada, sino porque es la primera evaluación pública de quienes asumieron el cargo hace apenas un año. Los informes, lejos de ser un ejercicio de rendición de cuentas, se han convertido en pasarelas políticas.
Eventos maquillados para que los alcaldes se muestren como los salvadores de sus ciudades, aunque los problemas sigan ahí, latentes y sin resolver.
Habrá quienes lleguen con resultados reales. Casos contados donde los proyectos iniciados se traducen en beneficios palpables. Pero también veremos informes vacíos, cargados de propaganda y con discursos plagados de promesas recicladas.
El ciudadano, al final, distingue bien entre la narrativa oficial y su experiencia diaria: calles destruidas, basura acumulada, inseguridad en aumento.
La política municipal enfrenta un reto mayor. Ya no basta con eventos fastuosos ni con videos de alta producción. La gente exige hechos. En pleno año preelectoral, los informes serán utilizados como trampolín para futuras aspiraciones.
Y ahí radica el riesgo: que la rendición de cuentas se convierta en simple espectáculo y no en una evaluación seria.
En el fondo, este mes será un termómetro del ánimo social. Se verá quién conecta con su población y quién solo vive en un palacio municipal rodeado de aduladores.
El ciudadano lo sabe, y en su memoria política guarda cuentas claras que se cobrarán en las urnas.
Los informes municipales deberían ser una oportunidad para corregir el rumbo. Lamentablemente, en Tamaulipas son más bien escaparates de egos.
EL PERSONAJE
Eduardo Gattás, alcalde de Ciudad Victoria, enfrenta un escenario complicado. Las encuestas más recientes lo muestran en caída libre, con niveles de aprobación muy por debajo de lo esperado. Su gestión, marcada por la escasez de agua, el desorden urbano y los conflictos políticos, ha desgastado su imagen.
Lo que parecía una plataforma sólida para proyectarse hacia el futuro hoy luce debilitado. La narrativa triunfalista que seguramente usará en su informe contrasta con el malestar ciudadano. Gattás no solo debe preocuparse por las críticas actuales, sino por la herencia política que le dejará a su partido en la Capital tamaulipeca.
POSDATA
Se terminó el recreo… ¡todos a la escuela!

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