- ¡Soluciones! Julio Menchaca pide calma a los ciudadanos que bloquean carreteras, pero cuando se trata de la inseguridad rampante en Hidalgo, nada. Mientras el gobernador exhorta a la población a confiar en las instituciones, sea un doble homicidio en Tula o la violencia ligada al huachicol; siguen sin freno. Eso sí, para desactivar manifestaciones sociales su gobierno está “en la mejor disposición”, con todo y los excesos policiacos en la marcha del 8M. Menchaca gobierna con un curioso sentido de las prioridades, por un lado, tolerancia para el crimen, pero rigor para los ciudadanos que exigen lo básico. Él pide mesura. Ellos le exigen soluciones.
- De May en peor. Durante la reciente visita de Claudia Sheinbauma Tabasco, la violencia desapareció… al menos en los medios oficiales. Mientras la Presidenta recorría el estado, 98 asesinatos en febrero y 35 en marzo quedaron fuera del discurso del gobernador Javier May, y las desapariciones de tabasqueñas fueron barridas bajo la alfombra. May hizo lo imposible para maquillar la crisis, sin notas de ejecuciones ni protestas incómodas, intentó vender un Tabasco en calma. Pero la realidad no se borra con censura, pues con 92 homicidios en enero y tres ejecutados en las últimas 48 horas, el estado es un polvorín. Y el góber… apenas un simple espectador.
- Sed de gobierno. Baja California Sur se seca, pero el gobernador Víctor Manuel Castro Cosío sigue en modo contemplativo. El diputado Erick Iván Agúndez advirtió que el estado encabeza los índices de estrés hídrico a nivel nacional y el Día Cero está cada vez más cerca. La sobreexplotación de acuíferos y la intrusión salina avanzan sin freno, mientras que el gobierno estatal sigue sin un plan serio para evitar el colapso. ¿Tecnologías para optimizar el agua? ¿Infraestructura para garantizar el abasto? Ni una ni otra. Nada. Para Castro, la crisis no merece más que discursos; mientras, los sudcalifornianos racionan lo que su gobierno deja evaporar. No se vale.
- Sobreprotegido. Rafael Marín Mollinedo, director de Aduanas y primo del exchofer presidencial, Nicolás Mollinedo, salió el lunes de Palacio Nacional escoltado como si huyera de un atentado. Nada que ver con la austeridad que pregonan. Cinco camionetas para un funcionario que, en teoría, sólo administra importaciones. ¿Miedo a qué? Lo irónico es que su movimiento dice que el pueblo los protege, pero ellos confían más en los vidrios blindados y la falta de placas, porque ni siquiera cumplen el Reglamento de Tránsito. Para algunos en la 4T, la austeridad es sólo un discurso… y la ley, un estorbo. Con funcionarios como Marín, todo el sentido patriótico se va a la basura.
5. Hasta el cuello. Cuauhtémoc Blanco, exgobernador de Morelos y ahora diputado morenista, sigue acumulando tarjetas rojas, pero esta vez en la cancha de la justicia. La Fiscalía morelense mantiene abierta una investigación sobre una supuesta “narconómina” en su gestión como alcalde de Cuernavaca, con nombres que no desentonarían en una serie sobre narcotraficantes. La foto con líderes criminales, que él jura no conocer, es comprometedora y encaja con un historial de escándalos que harían palidecer a cualquier administración. Hasta ahora, la 4T lo ha protegido, pero ante la avalancha de irregularidades están por soltarle la mano al Cuau. Se lo ganó.