Tigres sacudió al América

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La maldición del sexto lugar se le apareció este jueves por la noche a América. Ni siquiera la certeza de Miguel Herrera de terminar con ella fue suficiente para ahuyentarla de Santa Úrsula.

Las Águilas parecían tener puntos a favor como la localía y la inexperiencia del portero Miguel Ortega, pero no fue suficiente.

Los azulcremas lo ganaban en parte por una pifia del meta felino, pero en el complemento se echaron la soga al cuello. Pizarro igualó los cartones y Gignac consumó la voltereta.

El fantasma ronda Coapa y la eliminación parece cercana. Solamente una proeza evitará el fracaso americanista.

EL JUEGO

Un nuevo capitulo en la llamada rivalidad de la década comenzó a escribirse en los cuartos de final de este Apertura 2019. La gente percibía que se trataba de un encuentro con dos plantillas poderosas y una eliminatoria en juego, por lo que respondieron con una de las mejores entradas del torneo en Santa Úrsula.

La obligación en el trámite del encuentro era de América. Su condición de local y la necesidad de goles para llevar al encuentro de vuelta así lo dictaban. Además, el factor de la ausencia de Nahuel Guzmán en la portería de Tigres suponía un punto que los azulcremas podrían explotar.

El actual campeón, fiel a su estilo, apostó por el orden en su cuadro bajo, fue poco lo que propusieron al frente de inicio y lograron neutralizar a unas Águilas que tardaron en tocar la puerta.

Media hora tuvo que pasar para que un elemento americanista se decidiera probar a Miguel Ortega. Fue Sebastián Córdova, quien con un disparo de media distancia caló al meta felino y lo metió en problemas a la hora de que quiso controlar el esférico.

De a poco, los Millonetas coqueteaban más con el gol. Henry Martín estuvo cerca cuando conectó un cabezazo dentro del área que se fue apenas por encima.

En el cierre del primer tiempo, la inexperiencia le cobró factura al cancerbero regiomontano. Ortega entregó un despeje que los cremas aprovecharon cuando Renato Ibarra se acompañó con Aguilar por derecha. Paul metió un centro que no llevaba mucho peligro, pero Ortega rechazó al centro, justo a donde estaba Richard Sánchez. El Cachorro vio venir la de gajos, se relamió los bigotes por el regalo recibido y sacó un fierrazo de su botín derecho que le rompió el arco a Tigres. ¡Gol de América!

Los de Coapa ya lo ganaban y la U de Nuevo León no mostraba signos de reacción, por lo que se fueron al descanso con la desventaja.

Para el complemento, Tigres entendió la importancia de conseguir un gol de visitante y no tardó en encontrarlo. La pelota parada fue la vía que les dio la igualada en un tiro de esquina ejecutado por Jesús Dueñas. Guido Pizarro le ganó la posición a Jorge Sánchez, se levantó y metió un auténtico martillazo que resultó imposible de atajar para Guillermo Ochoa. ¡El campeón ya estaba en el partido!

Con el marcador igualado, el VAR resultó decisivo en los minutos venideros. Primero intervino cuando Fernando Guerrero había marcado la pena máxima por una supuesta falta de Diego Reyes sobre Richard Sánchez. El Cantante revisó la acción y reviró. No hubo falta.

Poco después, Jorge Sánchez cometió un error en su propia área al poner en riesgo el esférico con Javier Aquino y terminar por derribarlo con una patada. La infracción fue clara y aunque el colegiado recurrió al videoarbitraje, esta vez no reculó.

Gignac tomó el balón con autoridad y anotó, mas una invasión de Carioca propició la repetición. Para el francés no hubo problema, volvió a engañar a Ochoa y consumó la voltereta de auriazul.

El escenario cambió de un momento a otro. Ahora la prisa le corría a América. Miguel Herrera sabía que la derrota y los dos goles de visitante en contra eran muy adversos, por lo que modificó. Tripleta colombiana, Martínez, Ibargüen y Benedetti para tratar de rescatar algo que le diera oxigeno para ir al Volcán.

Tigres, en lo suyo. Bien parados y a sabiendas de que el daño estaba hecho.

América simplemente no pudo. Miguel Ortega ya no fue inquietado. Disparos aislados y nada más.

Las Águilas están al borde de la eliminación y de que se cumpla nuevamente la maldición del sexto lugar. Solamente la proeza los salvará del fracaso.

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